La comunicación oral
vive un momento dulce. La expansión de internet y de las múltiples tecnologías
de la información no ha conseguido extinguir la necesidad del discurso
pronunciado de viva voz. Aunque cada vez hay más medios para llegar a las
personas y transmitir los propios mensajes, nada puede sustituir a la
comunicación cara a cara. Hoy como siempre, la palabra en directo posee la capacidad de provocar un impacto decisivo en
nuestras vidas. El auge de los equipos de comunicación política o las pequeñas
joyas que encontramos en Ted-Talks dan
muestra de ello.
Las presentaciones, la expresión oral o la clásica
oratoria, son medios privilegiados para la misión de anunciar el Evangelio. En
la palabra, el cuerpo, los gestos, la voz o el silencio, la Iglesia encuentra
herramientas decisivas para transmitir la mejor de las noticias. Comunicar,
entusiasmar, motivar, inspirar, llamar a la acción o compartir nuestra visión
del mundo y del ser humano, son objetivos que quisiéramos alcanzar en multitud
de contextos (homilías, predicación, catequesis, clases, diálogos en la
comunidad o en la familia, conversaciones, etc.).
Sin embargo, en ocasiones da la impresión de que en la
Iglesia hemos descuidado el arte de hablar en público. ¿Quién puede recordar la
homilía del domingo pasado? ¿Qué ocurriría si la capacidad comunicativa del
Papa Francisco fuera habitual en nuestros entornos? Con frecuencia, preparamos
con esmero el contenido de lo que vamos a decir, pero descuidamos la forma de
comunicarlo. Nos empeñamos con el qué, pero olvidamos el cómo. Y ya se
sabe, la forma de transmitir condiciona el mensaje hasta el punto de que una
buena noticia expresada pobremente pasa absolutamente desapercibida. Dado que
nosotros tenemos el mejor de los mensajes posibles, sería una riqueza re-aprender la artesanía oratoria.
Este blog no nace con el objetivo de convertirse en un
conjunto de lecciones para hablar en público. Ya hay muy buenas bitácoras en la
red dedicadas a este tema –El
arte de presentar es una de ellas-. Quisiera que este
espacio pueda ser un lugar para compartir y dialogar sobre el uso de la palabra
oral en la predicación, la catequesis o en cualquier otra tarea evangelizadora
que la requiera. Comunicar a Cristo y su Evangelio es algo más que una
destreza. ComunicarLe es una forma de
vida, una misión que constituye el núcleo mismo de la vida cristiana. “No
es un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la
existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme.
Yo soy una misión –la de comunicarLe-
en esta tierra y para esto estoy en este mundo” (Francisco, Evangelii Gaudium 273].
Me gustaría que este blog pueda servir para expresar
búsquedas “retóricas” personales, para presentar lecturas sobre comunicación
oral en el contexto digital contemporáneo, para reflexionar sobre los cómos del mensaje oral. Comienzo esta
aventura bloguera para compartir lo que voy
aprendiendo del arte de comunicar el Evangelio con la voz y la palabra. Si te
animas, te invito a que te pases de vez en cuando y te sumes a este deseo de comunicarLe de manera más efectiva.
Ojalá este cuaderno de viaje pueda ayudarnos a ponerle voz a la gran Historia
de nuestras vidas.
Bienvenido, compañero. Todo un mundo por crear y descubrir otros mundos cercanos a la puerta de nuestros teclados.
ResponderEliminar¡Gracias! Seguimos aprendiendo. Cualquier sugerencia se agradece.
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