martes, 11 de febrero de 2014

¿Se equivocó el cardenal? Tal vez se olvidó del axioma



Facultad de Ciencias de la Información. 1o de Periodismo. Primer día de clase. Primera asignatura. Primer profesor. Y en el medio de tanta novedad, un nombre, una obra, un axioma para recordar eternamente: El medio es el mensaje, de Marshall McLuhan. Y desde ese día aquel buen señor de cuyo nombre…, etc. se pasó varios meses repitiendo la cantinela. Los medios de comunicación condicionan la forma en que recibimos la información. Los medios mismos portan un mensaje. Muchos años después me sigo preguntando por la verdad de esta teoría. ¿Somos verdaderamente capaces de independizar el modo de comunicar de aquello que queremos comunicar? ¿Podemos ventilar los retos comunicativos de la Iglesia reduciendo la cuestión al dilema entre el fondo y la forma? Según una encuesta reciente, los jóvenes ya no consideran a la Iglesia una instancia que diga cosas significativas para sus vidas; ¿será cuestión del modo de transmitir el corazón del mensaje? o ¿se trata de algo más de fondo?


Me viene este pensamiento al hilo del episodio de la reprimenda del cardenal López Rodriguez, de República Dominicana, al jesuita Mario Serrano. Hace unos días, durante una eucaristía mostró en público unas palabras y unas formas durísimas contra este compañero. Al parecer, les separa algo más que opiniones diferentes sobre política nacional. Desconozco el tema como para pronunciarme con respeto y acierto. Sin embargo, el vídeo que circula por la red con su intervención me impresiona y viene a confirmar la afirmación de McLuhan. Los modos de comunicar no son neutros, condicionan el mensaje. Qué quería expresar el cardenal, no lo sé bien, pero sus  formas transmitían un mensaje que saltaba con pértiga los asuntos referidos. Quizá se le pasó a monseñor. Su lenguaje no verbal era tan elocuente o más que sus palabras: el tono de voz, los gestos del rostro, los movimientos de las manos, etc. Me pregunto qué piensa alguien ajeno a la Iglesia Católica y cuál es el mensaje recibido. Dudo que se haya quedado con el motivo de la reprimenda. Más bien se habrá hecho una idea del posible carácter, la probable manera de ser y actuar del emisor. Supongo. Es la primera vez que oigo hablar de él.

Roger Ailes, el asesor de comunicación de algunos presidentes americanos como Ronald Reagan, escribió hace unos años un libro muy interesante que me ayuda a continuar la reflexión. Lleva por título Tú eres el mensaje.  Entre otras cosas, el autor se refiere a lo que ha llamado el tú compuesto. Es decir, en cualquier comunicación toda la persona constituye lo que se dice. Las palabras, por sí solas, carecen de significado a menos que todo en uno mismo esté en sincronía con ellas. Y cuanto más tomemos conciencia de que no sólo transmitimos palabras, más éxito tendrá la comunicación. El autor continúa señalando que no se trata de crear una pose artificiosa ni de representar un papel. Antes al contrario, el juego consiste en sacar partido a todos los recursos naturales con los que uno cuenta para comunicarse.    

         
El reto pasa por trabajar sobre ese yo compuesto sin disfraces ni máscaras. ¿Qué decimos cuando nos sale el tonillo de predicador? ¿Por qué la gente desconecta a poco que el cura escondido tras el rol empieza la homilía con la formulita queridoshshsh herpatoshshsh? Cuando preparamos nuestras charlas, prédicas, presentaciones, ¿dedicamos un tiempo a pensar en cómo decir integralmente lo que queremos? Me resulta ilusionante el reto comunicativo que podemos llevar a cabo en la Iglesia –hemos sido maestros de retórica en otros tiempos…-. Al menos a mí me gustaría mejorar en este sentido para servir  con más calidad.
Termino este post un poco filosófico. Ya los escolásticos sabían el secreto a voces de la comunicación y este abc del periodismo: no hay forma sin fondo, ni fondo sin forma. Se subordinan mutuamente.
Os dejo reflexionando sobre lo que verdaderamente transmitió el cardenal. Por mi parte, me voy a aprender que yo mismo soy el mensaje –el medio que diría McLuhan-. Si mi comunicación no llega, antes de culpar a los otros he de pensar si todo mi yo –no solo mis palabras- es coherente. “El medio es el mensaje, chavales” que decía aquel viejo maestro de periodistas.
               
Si te animas, deja tu comentario y pensemos juntos.

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